martes, 4 de junio de 2013

PRESENTACIÓN EN COMUNICACIÓN.

Pocas veces en la vida le dan a una, la oportunidad de ser la protagonista. Aunque solo sean 15 minutos. Una oportunidad, en la que tengo libre expresión, en la que puedo contaros desde la absurdez más grande hasta mi problema más importante. Hice una lista con todo lo que realmente quería compartir con vosotros, y que mejor que mi último año en bachillerato. Puede parecer estúpido pero fueron los nueve meses en los que me transforme de “niña” a mujer y me convertí en lo que realmente soy hoy. Porque parece que no pero es ese año en el que te das cuenta que hay problemas mayores que el que puede hacer tu madre de comer o que no pongan tu serie preferida en la tele. . Problemas que ahora nos parecen tontería pero ¡Fueron tan grandes en su momento! Son esos nueve meses en los que vas forjándote, allanando el camino que correrás toda tu vida. En aquel antro (como solía llamarlo) lloramos, reímos, aprendimos a saber, supimos escuchar, suerte quien, como yo, no supo lo que era el agobio hasta ahora… Años en ese antro donde caemos y recaemos perdiendo el norte, pero siempre con alguien a nuestro lado, aunque esté lejos. Os mentiría si dijera que no volvería. Conocí a personas maravillosas que jamás pensé que a día de hoy fueran de las más importantes de mi vida. Conocí la decepción, como la distancia puede enfriar lo que creí que eran relaciones duraderas. Doy las gracias a mis profesores, aquellos que me apoyaron día a día. De ellos aprendí a no rendirme nunca, por muy difícil que estén las cosas, a ver la luz al final del túnel. Me enseñaron a ser valiente, a valerme por mi misma. Por ellos y por mí es por lo que estoy hoy aquí. Quiero compartir con vosotros el texto que leyó una de las personas que más me apoyó durante ese tiempo. Son frases que no comprendo, de hecho la mitad de ellas no las he vivido pero estoy segura que dentro de unos años, cuando vuelva a leerlo, sonreiré como aquel día que lo escuche por primera vez. Señoras y señores: usen protección solar. Si pudiera ofrecerles sólo un consejo para el futuro, sería éste: Usen protector solar. Los científicos han comprobado sus beneficios a largo plazo mientras que los consejos que les voy a dar, no tienen ninguna base fiable y se basan únicamente en mi propia experiencia. He aquí mis consejos: Disfruta de la fuerza y belleza de tu juventud. No me hagas caso. Nunca entenderás la fuerza y belleza de tu juventud hasta que no se haya marchitado. Pero créeme, dentro de veinte años, cuando en fotos te veas a ti mismo comprenderás, de una forma que no puedes comprender ahora, cuántas posibilidades tenías ante ti y lo guapo que eras en realidad. No estás tan gordo como imaginas. No te preocupes por el futuro. O preocúpate sabiendo que preocuparse es tan efectivo como tratar de resolver una ecuación de álgebra masticando chicle. Lo que sí es cierto es que los problemas que realmente tienen importancia en la vida son aquellos que nunca pasaron por tu mente, de ésos que te sorprenden a las 4 de la tarde de un martes cualquiera. Todos los días haz algo a lo que temas. Canta. No juegues con los sentimientos de los demás. No toleres que la gente juegue con los tuyos. Relájate. No pierdas el tiempo sintiendo celos. A veces se gana y a veces se pierde. La competencia es larga y, al final, sólo compites contra ti mismo. Recuerda los elogios que recibas. Olvida los insultos (pero si consigues hacerlo, dime cómo hacerlo). Guarda tus cartas de amor. Tira las cartas del banco. Estírate. No te sientas culpable si no sabes muy bien qué quieres de la vida. Las personas más interesantes que he conocido no sabían qué hacer con su vida cuando tenían 22 años. Es más, algunas de las personas que conozco tampoco lo sabían a los 40. Toma mucho calcio. Cuida tus rodillas sentirás la falta que te hacen cuando te fallen. Quizá te cases, quizá no. Quizá tengas hijos, quizá no. Quizá te divorcies a los 40, quizá no. Quizá bailes el vals en tu 75 aniversario de bodas. Hagas lo que hagas no te enorgullezcas ni te critiques demasiado. Optarás por una cosa u otra, como todos los demás. Disfruta de tu cuerpo. Aprovéchalo de todas las formas que puedas. No tengas miedo ni te preocupes por lo que piensen los demás porque es el mejor instrumento que jamás tendrás. Baila, aunque tengas que hacerlo en el salón de tu casa. Lee las instrucciones aunque no las sigas. No leas revistas de belleza pues para lo único que sirven es para hacerte sentir feo. Aprende a entender a tus padres. Será tarde cuando ellos ya no estén. Llévate bien con tus hermanos. Son el mejor vínculo con tu pasado y, probablemente, serán los que te acompañen en el futuro. Entiende que los amigos vienen y se van pero hay un puñado de ellos que debes conservar con mucho cariño. Esfuérzate por no desvincularte de algunos lugares y costumbres porque, cuando pase el tiempo, más los necesitarás. Vive en una ciudad alguna vez pero múdate antes de que te endurezcas. Vive en un pueblo alguna vez pero múdate antes de que te ablandes. Viaja. Acepta algunas verdades ineludibles: los precios siempre subirán, los políticos siempre mentirán y tú también envejecerás. Y, cuando seas viejo, añorarás los tiempos en que eras joven: los precios eran razonables, los políticos eran honestos y los niños respetaban a los mayores. Respeta a los mayores. No esperes que nadie te mantenga pues tal vez recibas una herencia o, tal vez te cases con alguien rico pero, nunca sabrás cuánto durará. No te hagas demasiadas cosas en el pelo porque cuando tengas 40 años parecerá el de alguien de 85. Sé cauto con los consejos que recibes y ten paciencia con quienes te los dan. Los consejos son una forma de nostalgia. Dar consejos es una forma de sacar el pasado del cubo de la basura, limpiarlo, ocultar las partes feas y reciclarlo dándole más valor del que tiene. Pero hazme caso en lo del protector solar.

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